El viernes 15 de junio, se cumplen 100 años de la Reforma Universitaria. Y aunque en el umbral del siglo XX la influencia de la Universidad se extendía en múltiples ámbitos, fue a partir de 1918 cuando su carácter rector adquirió una fuerza inusitada.
En consonancia con los acontecimientos que vivían el país y el mundo, en junio de 1918 la juventud universitaria de Córdoba inició un movimiento por la genuina democratización de la enseñanza, que cosechó rápidamente la adhesión de todo el continente.
Esta gesta, conocida como Reforma Universitaria, es uno de los mitos de origen de la Córdoba del siglo XX, y uno de los puntos de partida de su entrada en la modernidad. La utopía universitaria del '18 se anticipó medio siglo al "Mayo Francés" y extendió su influencia a todas las universidades argentinas y latinoamericanas.
Las reivindicaciones reformistas bregaban por la renovación de las estructuras y objetivos de las universidades, la implementación de nuevas metodologías de estudio y enseñanza, el razonamiento científico frente al dogmatismo, la libre expresión del pensamiento, el compromiso con la realidad social y la participación del claustro estudiantil en el gobierno universitario.
Las bases programáticas que estableció la Reforma fueron:
- Cogobierno estudiantil
- Autonomía universitaria
- Docencia libre
- Libertad de cátedra
- Concursos con jurados con participación estudiantil
- Investigación como función de la universidad
- Extensión universitaria y compromiso con la sociedad
La Reforma Universitaria como hecho políticoA finales de 1917, el cierre del internado del Hospital de Clínicas de la Universidad de Córdoba generó un profundo malestar entre los estudiantes. El rechazo de las autoridades a rever la medida derivó en una huelga estudiantil y en la preparación de un pliego de reivindicaciones que, además de pedir la apertura del internado, exigía la democratización de los mecanismos de selección del profesorado y de las academias (hasta entonces vitalicias) y la "modernización" de los planes de estudio partiendo de los principios de libertad de cátedra y docencia. Por esos días, muchos tenían en mente las reformas que se habían instrumentado a principios de siglo en la Universidad de Buenos Aires y que, entre otras cosas, habían dado vida a los consejos directivos electivos, con participación de los docentes en desmedro de las academias. Los cambios eran apoyados también por algunos de los sectores que luego devendrían "antirreformistas", como los centros de estudiantes católicos que coincidían en cuestionar el perfil "profesionalista" de la universidad y la endogamia de las élites dirigentes. De hecho, el principal diario católico a nivel nacional, El Pueblo, que más adelante denunciaría el "desvío" del reformismo, consideró por entonces que el reclamo era justo y que la Universidad de Córdoba tenía que introducir cambios y adaptarse a los nuevos tiempos...
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